martes, 17 de julio de 2007

MILONGA DE LA VENGANZA



LO DESPERTÔ una bocina
que de la calle venía.
Plomizas nubes de mayo.
La lluvia que se cernía.

Surcó la puerta entornada
prendió veloz un pitillo
Y cogió un metal pesado
Que sin duda era un cuchillo.

Se cruzó con Adalberto
El del rostro enjuto y magro
Y sin otras dilaciones.
Enfiló para su ALMAGRO.

En sus memorias habían
Mil nombres mal barajados.
Pero a Juan Araña y Roque.
El albur, los filtró a los dos.

El barrio se desgranaba
en jirones de madera
casas que algunos les dicen,
aunque lo justo es tapera.

Con sus geométricos pasos
(como a ciclos caminaba)
La noche le devolvía.
Ecos de alguien que cantaba.

Se introdujo en una de esas.
Sin pedir ningún permiso.
A Roque le tajeó el cuello
Le estropeó el fideicomiso.

Porque Araña que era rico.
Le dejó su patrimonio.
Para que luego le diera.
A su nieto el más bisoño.

El pobre quiso escaparse.
Pretendió obviar el despecho.
Un resplandor en la mano del viejo.
Se hundió en su pecho.

Cuentan, que al llegar la noche.
Se para frente al espejo.
Y su cuerpo traslúcido.
Es una sombra,...ya es casi infierno



José Panton

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